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martes, 21 de diciembre de 2010

Alfonso de Portago: "Héroe de leyenda" (Parte 2)

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En pocos años, Fon había ganado el respeto de sus pares. Un piloto que corría seriamente por la emoción de conducir, un noble que no conocía fronteras. Poseía un espíritu libre y su anticonformismo se reflejaba en su apariencia física "descuidada", mezclada con una elegancia algo decadente. El cabello demasiado largo para la época, a menudo mal afeitado, y la costumbre de llevar un cigarrillo en los labios, incluso llegando a conducir mientras fumaba, y no era raro verlo pidiendo un vaso de leche en los bares. Solía vestir una chaqueta de cuero que parecía ser parte de una estrategia, que tenía como finalidad parecer pobre cuando en verdad no lo era.


Phil Hill recuerda que el aspecto de Portago podía engañar a cualquiera hasta que entregaba su tarjeta personal con la dirección de su casa en París. Fon tenía un estilo único y su forma de conducir hacía honor a su imagen: un poco brutal y espectacular a la vez.

A pesar de su afición, siempre declaraba que no pretendía pasarse la vida conduciendo coches de carreras: "En cuanto consiga el Campeonato Mundial me retiraré". En 1955 Portago se convirtió en uno de los clientes privilegiados de Ferrari, debutó en la Gold Cup de Oulton Park, con un Ferrari privado, luego participó en varios Gran Prix en los que obtuvo sólo un octavo puesto y una fractura el fémur por accidentarse en Silverstone. Un año para olvidar.

En su estilo aguerrido y veloz, solía cometer algunos errores, pero lo justificaba diciendo: "Hay que arriesgarse para llamar la atención de las marcas..." "si se escapa de la muerte los dos primeros años, la mitad de la batalla está ganada".

En Sport, tendría mejor suerte, en el G.P. de Venezuela con el Ferrari 750 Monza, secundó a Fangio hasta llegar a estar a sólo 9 segundos detrás de él. Y ganó dos carreras en las Bahamas, además estuvo muy cerca de ganar en las 9 Horas de Goodwood, pero fallas en el coche se lo impidieron. Portago también tuvo el honor de obtener una victoria histórica en Nassau con el primer Ferrari 250GT.

No se puede negar que el Commendatore no tuviese algo de sentido del humor cuando le respondió a Portago con aquella foto en su oportunidad. Él sabía también apreciar el coraje y la tenacidad. Luigi Musso se había lesionado y el director deportivo de Ferrari, Sculati, fue el encargado de llamar a Portago para incluirlo finalmente en el equipo de Fórmula 1.


Al siguiente año tendría su mejor temporada en su breve existencia. Debutó en el Gran Premio de Francia, donde iba cuarto hasta el momento de su abandono. En la siguiente carrera, en Silverstone, se enfrentaba con las dos estrellas del volante de la época, Fangio y Moss, cuando fue llamado para que Peter Collins, que era candidato a obtener el titulo mundial, le sustituyera al volante. El británico llevó el coche de Portago hasta la segunda plaza tras el vencedor Fangio, convirtiéndose así Portago, en el primer español en puntuar en la Fórmula 1. Sin embargo, igual de sobresaliente es la anécdota que dejó de manifiesto el carácter y la determinación de Alfonso, por llegar a destacar en el automovilismo. Una vez que Collins tomó su coche, Fon se subió al de Castellotti, que lo había dejado unas vueltas antes después de chocarlo. Portago lo condujo a duras penas hasta llegar a la meta, donde esperó fumándose un cigarrillo, a que bajaran la bandera a cuadros y poder empujar su coche hasta la línea de llegada, obteniendo así también el 10º lugar.


En el Gran Premio de Alemania nuevamente debió acatar órdenes de equipo y ceder su coche a Collins, que fue cuarto. En Italia reventó un neumático, en tanto era Collins quien cedía su Ferrari-Lancia a Fangio, para que se proclamara campeón del mundo.

Sin embargo, acciones como la de Silverstone le hicieron ganarse el cariño del publico y la confianza de Don Enzo, así también un lugar en la escudería oficial de la marca italiana para el Mundial de Marcas.

En Le Mans condujo un chasis Sport de cuatro cilindros, pero colisionó con otro participante que se despistó delante de él. Sus mayores éxitos vinieron con el nuevo Ferrari 250GT Berlinetta. Victoria en el Tour de France ante Moss con su Mercedes 300SL, allí una piedra le rompió el parabrisas incrustándole algunos cristales en la cara, repitiendo en Roma, Montlhery y antes en el GP de Portugal, una veloz carrera en la que se batió el récord del circuito 17 veces, la última vez por Portago. En Caracas lideraba por delante de Fangio y Moss, cuando se rompió el cable del gas y tuvo que dejar la carrera.


"No creo que nadie sea campeón mientras Fangio compita -decía Portago-. Si el límite absoluto de adherencia de un coche en una curva es de 101.5 millas por hora, el viejo pasará cada vuelta a 101. Yo pasaría a 99, o a 102, en cuyo caso habría un incidente. Moss es también mejor que yo, desde luego. Cuando le adelanto, me pregunto qué es lo que le pasa a su coche. Pero todavía estoy aprendiendo. Creo que voy mejorando con cada carrera. Eso espero, al menos".

"Ciertamente está entre los 10 mejores del mundo hoy, y por lo que a mí respecta, es sin duda el hombre a seguir". (Stirling Moss)


En 1957, Alfonso de Portago había logrado su objetivo: llegar a ser piloto oficial de la Scuderia Ferrari por su propio esfuerzo, aunque inicialmente su programa no incluyera la Fórmula 1 para aquella temporada. Sin embargo Ferrari decidió inscribirle en Fórmula 1 a mediados de año, para unirse al equipo con Juan Manuel Fangio, Peter Collins y Eugenio Castellotti.


Enzo Ferrari nunca tuvo una gran amistad con el piloto español, pero lo definió perfectamente como un "gentleman racer": amante del riesgo, seductor con las mujeres, tenía un piso en París, otro en Nueva York, atravesaba el Atlántico como un gitano, siempre vestido de negro, con barba de varios días y cepillo de dientes como único equipaje y acompañante. Por supuesto, pasando por la aduana con su pasaporte diplomático, a pesar de todo, delataba su carácter noble y caballeresco en cuanto comenzaba a hablar.

No le faltaban admiradoras aunque estaba casado con una encantadora americana. Su conquista más celebre fue la actriz Linda Christian. Ella le acompañaba en Cuba, a principios de 1957, donde Portago tuvo una de sus más recordadas carreras. Al volante de su Ferrari Monza, tomó rápidamente la cabeza por delante de Fangio (sobre un Maserati 300S). Y, aquel día, el campeón argentino no pudo hacer nada contra el marqués español que entusiasmó al público. Fue necesario que un problema de alimentación forzara a Fon a detenerse en boxes durante demasiado tiempo para que Fangio ganase. Sobre el podio, este último se dirigió a su valeroso adversario diciendo: "Aquí está el verdadero ganador de la carrera".

2 comentarios:

  1. Muito bom mesmo!
    Parabéns!
    Até a próxima.

    Beijo afetuoso de FELIZ 2011!

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  2. Gracias Teca, falta la tercera parte y final de la historia del Marqués. Gracias por leer.

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