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domingo, 19 de diciembre de 2010

Alfonso de Portago: "Héroe de leyenda" (Parte 1)

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"Sólo los que permanecen inactivos viven sin riesgo, pero ¿es que acaso no están ya muertos?" (Jean Behra en los funerales de Alfonso de Portago)


Alfonso Antonio Vicente Blas Angel Francisco Borja Cabeza de Vaca y Leighton, Carvajal y Are, XVII Marqués de Portago, Marqués de Moratalla, XIII Conde de la Mejorada, Conde de Pernía y Duque de Alagón y Grande de España. Tan sólo, Fon.

Nació en Londres, el año de 1928. Su padre, el XVI marqués de Portago, fue también deportista, actor de cine y formó parte de las fuerzas de Franco en la guerra. Falleció cuando Alfonso tenía 12 años. Su madre Olga Leighton de nacionalidad norteamericana y su padrino nada menos que el rey Alfonso XIII.


Su infancia la pasó en gran parte en la ciudad de Biarritz, donde la familia tenía una casa, fue allí que conoció a Nano da Silva Ramos, también futuro piloto. En su adolescencia deambuló por diversos colegios de Europa, antes de viajar a Nueva York. Desde temprana edad demostró una polifacética inclinación deportiva tanto como nadador, aviador, o en el hockey, el tenis, la pelota vasca, el golf, la esgrima, el boxeo, el polo y la equitación, disciplina de la cual fue campeón amateur de Francia en dos ocasiones. Incluso hasta hoy se disputa en Pau el Gran Premio Alfonso de Portago de hípica en su honor. Sin embargo debió dejar las competencias de equitación por su estado físico.


"He montado a caballo en competiciones durante mucho tiempo, al menos dos veces por semana durante dos años, pero tuve que dejarlo porque gané un peso que ya no pude perder. No lo conseguí por mucho que lo intentara, e intenté muchas cosas. Pesarme con botas y silla de montar hechas de papel maché, decoradas para que pareciesen de verdad y que no pesaban nada, o escondiendo una pesa de 5 libras en la balanza, con lo cual subía el peso mínimo exigido para todos los jinetes!".

Incursionó también en bobsleigh (trineos de nieve) siendo cuarto en las Olimpiadas de Invierno de 1956 realizadas en Cortina d'Ampezzo, junto a su primo Vicente, a sólo dicisiete centésimas de conseguir la medalla de bronce. Sumando a ello el proclamarse campeón suizo y ser tercero en el campeonato mundial de 1957. No obstante, Alfonso tenía poca o nula experiencia en este deporte, al igual que sus primos, es más, una semana antes de los juegos olímpicos había sufrido un accidente del que había salido con heridas menores. A pesar de su excasa preparación recibió finalmente elogios por su participación.

Alfonso siempre tuvo un espirítu aventurero y predilección por los riesgos, como cuando fue desafíado a los 17 años por un amigo para ganar una apuesta, que consistía en pasar por debajo de un puente con una avioneta. Así encontró el sentido a su vida. Por sus orígenes y aficiones, siempre fue acusado de no tenerle miedo a nada y de desafiar a la muerte.

"Un montón de tonterías, a menudo estoy asustado. Puedo asustarme al cruzar la calle con tráfico intenso. Y sé que soy un cobarde moral. No puedo entrar en una tienda, mirar e irme sin comprar nada.

En cuanto a disfrutar del miedo, no creo que nadie disfrute del miedo, al menos según mi definición, que es una conciencia mental de peligro hacia tu cuerpo. Sí puedes disfrutar del coraje -la realización de un acto que te asusta- pero no del miedo".


Su estilo de vida temerario, su apariencia de play boy y su aura aristocrática; tenía un aspecto muy varonil, 1.80 de estatura, elegante, hablaba cuatro idiomas y gustaba de la literratura, le hacían tener un atractivo especialmente con las mujeres. Atribuyéndosele romances con las más bellas actrices de cine en aquellos años. Como con la modelo Dorian Leigh, con quien tuvo un hijo fuera de su matrimonio, o su relación con la actriz Linda Christian.

"Parecía más bien un personaje sacado del Renacimiento y no un piloto de carreras" (Emilio J. Lezcano)


Y había sido en París que conoció a Carroll McDaniel, una chica de Carolina del Sur con quien se casó en 1949. Tenían dos niños, Andrea, de 6 , y Antonio, de 3. Sólo dos horas después de conocerla, Alfonso le manisfestó la intención de casarse con ella. Había descubierto que las mujeres reaccionan a la osadía como a ninguna otra cosa y en cierto sentido, las mujeres eran lo más importante de su vida.

Por esos años también había conocido en un hotel a Edmund Nelson quien lo acercó primariamente a los coches. Luego conoce a Harry Schell y Luigi Chinetti en el París Auto Show de 1953, en ese encuentro Chinetti le ofrece la oportunidad de ser su copiloto en la carrera Panamericana.

"Todo lo que quería de mí, por supuesto, era usarme como lastre. No piloté ni un metro, ni siquiera del garaje a la línea de salida. Tan sólo me senté en el coche, blanco de miedo, agarrándome a algo que me pareció lo suficientemente fuerte.

Sabía que Chinetti era un muy buen corredor, especialista en carreras largas, conocido por ser conservador y cuidadoso. Pero la primera vez que te sientas en un coche de carreras, no puedes distinguir si el piloto es conservador o un salvaje, y no entendía cómo Chinetti podía arreglárselas ni con la mitad de las cosas que hacía."


Panamericana 1953

No pudieron concluír la carrera, al segundo día estaban fuera, pero fue suficiente para que Alfonso tomara una desición, dedicarse al automovilismo. Además, su amigo Nano da Silva ya pilotaba coches de carrera y fue un incentivo más para Fon. Entonces se compró un Ferrari 3 litros. Ganaba alrededor de 40.000 dólares al año como piloto, y tenía varias inversiones, pero era su madre la que controlaba la fortuna familiar.

"Fuí afortunado, desde luego, por poder comprarme mi propio coche. Pienso que me hubiese costado 5 ó 6 años más llegar al equipo Ferrari si hubiese tenido que buscar un sponsor y todo eso. Tuve suerte de tener el dinero suficiente para comprar mi propio coche, aunque no soy inmensamente rico."

Junto a Harry Schell se inscribieron para la carrera de Sports en Argentina, con aquel coche, pero sólo lo condujo por tres vueltas...

"Harry temía que yo me cargara el coche a menos que me enseñara a cambiar de marchas, así que cuando tras 70 vueltas él estaba ya cansado y era mi turno, tras 3 vueltas había perdido tanto tiempo que pasamos de ir segundos a quintos. Veía a Harry en medio de la pista agitando una bandera frenéticamente para que me parara y él siguiera conduciendo. Así acabamos segundos en la general y primeros de nuestra clase. No aprendí a cambiar marchas adecuadamente hasta que el jefe de mecánicos de Maserati me llevó con él y pasó una tarde enseñándome."

Después de la experiencia en Sebring donde el eje trasero se rompió tras dos horas de competencia. Portago se dió cuenta que el coche era muy potente para un piloto aún inexperto como él, entonces lo vendió y adquirió un Maserati A6GCS de segunda mano. Participó con él en las 24 horas de Le Mans en 1954, alternando la conducción con Tomasi. Aún cuando abandonarón lideraron su clase hasta las 5 am, cuando el motor estalló. Semanas más tarde obtuvo su primer triunfo en el GP de Metz, aunque en rigor su primera victoria había acontecido en una carrera de monomil en París durante 1953, pero era un evento menor.

Junto a Louis Chiron corrió las 12 horas de Reims, ganaban su clase cuando a falta de 20 minutos para el final el motor dijo basta. Se deshizo del Maserati y lo reemplazó por un Osca MT4, también de dos litros. Debutó con este auto en el Tour de France, acompañado por Nelson como copiloto, pero sumaron un nuevo abandono. Hasta la cita en Nürburgring dónde mostró un espectacular manejo con el Osca, tanto que terminó fuera de pista ganándose el apodo de "el piloto loco" y la estima de los demás competidores. Como piloto fue un auténtico gentleman driver. "Dios protege a los buenos, así que no me hice daño".

Aquel año volvería al lugar donde se inició, la carrera Panamericana de México, y para ello compró un Ferrari 750 Monza, el cuál pinto de color negro, en tanto el Osca se lo vendió a Roberto Mieres. Ninguno logró completar la prueba, ni él, ni Mieres. Posteriormente asistió a la Nassau Speed Week de las Bahamas, una competencia de invierno donde no solian asisitir coches de equipos oficiales. Allí logró una victoria y un segundo puesto que le hicieron pensar en obtener un lugar en el equipo oficial de la Scuderia Ferrari. Pero Enzo Ferrari no lo tuvo en consideración siquiera, sí en cambio, le ofreció un Fórmula 1 del año anterior, pero en plan de negocio y respondió con ironía la carta de Alfonso con una foto de su accidente en Nürburgring.

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